La convivencia con los enfermos de demencia senil o Alzheimer es dura. Las demencias conllevan unos deterioros que se manifiestan en cambios en la vida diaria del paciente y, por ende, de los familiares.

Los fármacos ayudan a la ralentización del deterioro del proceso de la demencia senil o el Alzheimer, pero en el día a día, los cuidadores deben poseer estrategias que faciliten la vida diaria, que hagan más llevadera la convivencia.

Se trata de ofrecer la oportunidad de desarrollarse, tanto intelectual como personalmente, a personas que, con formación académica o sin ella, deben y es de vital importancia recuperar su papel como actores sociales y como puentes generacionales.

Al final de la experiencia, se editará un volumen colectivo en el que los actores vean materializada su vida y su esfuerzo evocativo.